Sub-cabecera

Citado en el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" H. Murakami

jueves, 4 de junio de 2015

Distopía o cómo debes asustarte si tras comprar foie-gras recibes anuncios de botas para niños.


-No te asustes. Ponte en pie y deja que te mire.
-Eres uno de esos seres-máquina que quieren hacernos daño.
-Eso es lo último que quiero hacer. Estoy aquí para ayudarte. A todos.
-Quieres asimilarnos.
-Sí, no es nada de lo que haya que tener miedo. Te gusta tener amigos ¿verdad? La asimilación nos convierte a todos en amigos. Y nos hace estar tan cerca unos de otros, que puedes oír los pensamientos de los demás.
-¿Y eso es divertido?
-Sí. Es divertido.

Los Borg, son una de las culturas alienígenas que más me ha fascinado de la serie de ciencia ficción "Star Trek". Su forma de hablar, en primera persona del plural  -"We are borg" -, la frase "resistance is futile" (la resistencia es inútil), su mente colmena con la que renuncian a la individualidad a cambio del progreso y la "felicidad" del sentimiento compartido con toda la especie. Y sus naves, cubos compactos representativos del mismo espíritu, quizás porque el cubo es una de esas figuras capaces de llenar el espacio.
Luego está el objetivo. Los Borg no quieren poder ni riquezas. Los Borg aspiran a la excelencia, a alcanzar la perfección como especie incorporando todas las culturas que encuentran a su paso a su propia esencia. Las culturas asimiladas desaparecen como tales, con sus miserias y grandezas, y pasan a guardarse para siempre en el conocimiento colectivo y compartido de los Borg.

Es la especie perfecta para ser el archienemigo en una historia del salvaje oeste. El escenario ideal para que héroes solitarios, alegales o directamente criminales, consigan hacer triunfar el libre albedrío sobre las ventajas y racionalidad del colectivo.
"¿Es eso divertido?" pregunta el niño.

Esta historia de Star Trek, venía a mi mente mientras escuchaba a Maarten den Braber en la conferencia "Big Data. El poder de los datos" organizada por la Fundación Innovación Bankinter el pasado 21 de mayo.

Maarten es un apasionado de la tecnología y en las distintas empresas que ha fundado miden y miden, cualquier cosa que sucede alrededor del cuerpo humano. Cada día a las 20:36 toma una fotografía, esté donde esté (fuimos testigos los allí presentes de que se lo toma en serio).
Maarten se monitoriza. Se pesa, mide su ritmo cardiaco y nos propone imaginar que pudiéramos relacionar esas fotografías tomadas cada día, con el ritmo cardíaco del momento. Se podría saber mucho de nosotros con esas dos variables juntas.
Todo cuanto contó Maarten es interesante, fascinante y con un toque casi terrorífico. No tanto por lo que explicaba sino por la alegría y emoción que transmitía.Todo lo tenéis en ese vídeo que os he enlazado. ¡Qué maravilloso sería, si nuestro médico dispusiese de nuestras constantes vitales a lo largo del tiempo, de nuestra presión sanguínea, nivel de azúcar en sangre o de colesterol! ¡Qué gran avance poder emplear esos escasos minutos de los que disponen para cada paciente en dar instrucciones precisas, aplicar medicación y no utilizarlos para tareas de rutina como auscultarnos o mirar nuestros análisis!

Mirad esto.
Es una empresa creada por un estudiante del MIT. Analizando la variación en los tiempos de respuesta al móvil (si lo dejas sonar más de lo habitual, si dejas de contestar llamadas o te cuesta más hacerlo, o sencillamente, si pasas de hablar y tan solo respondes con mensajes de texto) puede predecir cuándo una persona está, por ejemplo, a punto de caer en depresión y le ofrece ayuda.
O empresas de inhaladores con sensores incorporados, que localizan la posición del "device" cada vez que son utilizados y pueden recomendar a sus usuarios dónde ir o dónde no hacerlo, en función de los niveles de alérgenos/contaminación del aire.
Para lograr todas estas maravillas, que harán de la vida humana algo mucho más seguro, se necesitan datos. Cantidades ingentes de datos y nosotros somos los productores de dichos datos. Nuestra intimidad, nuestras rutinas, hábitos, pesos y medidas. Nuestros pensamientos son datos y nadie puede darlos salvo nosotros, pero una vez que los das, ¿quién es el dueño de esos datos?
["Is that fun?" "Yes. It´s fun"]

Me acordaba de esa frase cuando Sergio Martínez-Cava explicó un experimento que llevaron a cabo en Bankinter hace unos 6 años. El banco pidió permiso a una serie de clientes para localizar su teléfono móvil cada vez que el propietario sacara dinero de un cajero. Si el teléfono estaba cerca del cajero, todo correcto, pero si estaba lejos, existía la posibilidad de que alguien estuviera robándole.
El resultado fue sorprendente, o no tanto. La mayoría de los clientes menores de 27 años, no tuvo ningún problema en acceder a que localizasen su teléfono a cambio de esa ventaja. Los mayores de 27 sí pusieron reparos, muchos.
Yo los habría tenido, sin duda. Desactivo el GPS de mi teléfono y me rebelo contra mi Ayuntamiento porque me obliga a identificar la posición y matrícula de mi coche cada vez que deseo aparcar. Y encima, pago. No sé quién ni qué, hacen con mis datos. No sé si los acumulan, venden o utilizan para el bien y en contra del mal o no. No he firmado ningún consentimiento, pero es la única manera de aparcar. La excusa de pagar más o menos en función del tipo y edad del vehículo (contaminación) no creo que se la trague nadie. Millones de madrileños dejan constancia cada día de dónde están, por dónde se mueven y cuánto tiempo emplean en cada sitio.

Maarten plantea esos dilemas también. Cree que hay que dar datos, pero ha de ser consentido y el usuario siempre ha de tener la posibilidad de limitar o rescindir su autorización, aunque sabe que eso no es viable hoy por hoy. Propone incentivos, por ejemplo, una empresa que para animar a sus empleados, da días extra de vacaciones a cambio de monitorizarse.
Y ahí me temblaron las piernas. Y me vino a la cabeza el debate sobre la prostitución no me pregunten porqué. Quizás porque vender nuestros datos, es la manera más íntima y sin embargo tolerable, de prostituirnos.
["Is that fun?" "Yes. It´s fun"]

Aplicaciones que te permiten controlar tus finanzas (alguien guarda cada pequeño detalle de tus ingresos, gastos y preferencias), que miden tu salud (alguien guarda registro de los excesos), que te sitúan en el mapa (alguien traza tus desplazamientos), que analizan tu genoma (¡imaginen Gattaca!) o que te mantienen en contacto permanente con todos tus conocidos y una ingente cantidad de desconocidos (people you may know).

Y mientras rumiaba este post, llegó el caso del niño no vacunado que ha enfermado de difteria, y sin pestañear me dije que la vacunación obligatoria era buena y deseable.

Y entonces pienso que soy caótica y contradictoria, porque me sublevo ante una sociedad que te impide dejarte morir, estar solo o triste en tu intimidad, si así lo deseas, pero considero que lo que es beneficioso a todas luces, debe aplicarse.
Resistance is futile y está claro que tengo más de 27 años.

Distopía total. Aunque espero que, al igual que en Star Trek los borg no pudieron asimilarnos, llegará un momento en que cuando nos pidan identificarnos, digamos  "I am Hugh".

Nota: gracias @demostenes_av por la amabilidad de darme la "e" que me había comido y el título del post.

Addenda: Me dice un amigo que sabe de estos asuntos, que su visión es distinta, mucho más optimista. En el fondo, también lo soy yo, pero estoy profundamente convencida que el optimismo solo tendrá sentido si disponemos de la información, y somos conscientes de las implicaciones de actos tan triviales como permitir que nos monitoricen, o regalar nuestras imágenes con el fin de poder compartirlas con nuestros amigos.
Esta convicción es la que me hace creer también que nuestros niños deben aprender a ser productores de tecnología, no solo usuarios, y deben conocer los algoritmos y el código que hay tras todas esas maravillas que disfrutan. No olvidemos que "nos portamos mejor cuando nos sentimos vigilados". Poco a poco nos domesticamos y eso está bien, siempre y cuando, sepamos que lo hacemos y que deseamos hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Share This